Llegué a las colinas después de haber desayunado con Sui y con los senseis Wondo y Quil. Me senté en una de las colinas, en la cima, y miré hacía el cielo algo aburrida.
- Bueno... no hay nada que hacer... -
Coloqué mi maletín al lado y solté mi pelo, que lo llevaba recogido en una coleta, para que la brisa que había lo moviera a su antojo.
- Aquí se esta muy bien -
Me quedé allí sentada y cerré los ojos disfrutando de ese momento de tranquilidad.